La belleza

Nuevamente en este tema.
La propia está pasando por varias etapas.
Pero...
Pero...
Con tanto afán de hacernos parecidas sólo a algunas, estamos perdiendo nuestra identidad: cada una es bella como le ha tocado, dije. Y lo dije más para mí.
Hay momentos en los que logro después de mucho esfuerzo despegarme de las imágenes que nos vendieron y logro entenderlo. Es un minuto, un momento, entre que escucho conversaciones sobre dietas (ni siquiera alimentación) y avances tecnológicos para parecernos más a... a... ¿a quién?

Como es sólo un rapto de lucidez, lo escribo acá.
Para extrañarme dentro de quince años, cuando mi cara haya perdido la gestualidad.

Al pedo me llamo Alfredo

Yo no entiendo por qué los Sres. poderosos tienen teléfonos celulares, si cuando llega el momento de querer comunicarse con alguien, piden  -generalmente a mujeres- que los comuniquen con...

Es cierto, como dice Profezorzito, caminar es una sucesión de caídas controladas. Ahora bien, cuando se trata de zancos -o nuevos zapatos altos- el descontrol crece paso a paso.

Un paso antes de toparme con mi propio hastío, el momento antes de encontrar que me molesta la paja en mi propio ojo, me resulta extremadamente insoportable la frivolidad ajena.

Subte

Bellísimo, de un porte diplomático, pero con el aburrimiento tatuado en el rostro.