martes, febrero 17, 2009

II (advenedizo)

El tipo cree que es lo máximo. El juego se ha abierto y él fue el señalado de Dios. Anda como perro con dos colas, es la novia de la fiesta. Los hombres se disputan los horarios de la agenda. Todos quieren estar cerca de él. Manda, arma y desarma a su antojo, pero siempre obedeciendo las órdenes divinas. No hay nadie que se le resista. Tiene en sus manos la gallina de los huevos de oro y todos quieren participar. Las mujeres le sonríen a su paso, pero él las desprecia a todas, en cuanto dejan de ser aquellas plantitas decorativas y se transforman en inútiles, ineptas, boludas, histéricas. Aunque cada tanto un zalamero “¡Me salvaste la vida!” “¿Qué haría yo sin vos?”, intentan contradecir lo que el resto de sí ostenta. Su madre –Oh!,Su madre!- aquella pura mujer que le rompió el corazón cuando a los quince años descubrió que no debía poseer.
Luego, aún herido e insatisfecho, tuvo que formar familia con aquella chiquilla de la infancia que nunca le gustó. Una flaca encorvada y narigona que no lo dejaba a sol ni a sombra, amiga de su hermana menor.
El sexo siempre fue un problema para él. Muy pocas veces logró disfrutar plenamente del contacto físico. A menudo se siente sucio y no logra siquiera acercarse a su mujer. Secretamente envidia las nuevas libertades en la materia, de las que disponen las últimas generaciones. Él en su época… No, no… Jamás se le habría pasado por la cabeza, de ninguna manera. Él es perfecto y las cuestiones… eh… espurias… (si supiera lo que significa el término), mundanas… en fin, no son parámetros, no?, para hacer una valorización de las personas, creo yo. Digamos que yo soy mucho más que… este… bueno, eso. Nocierto? Yo tengo mi estudios, tengo mi carrera, yo sé muchísimo de este negocio. Estuve toda mi vida en el negocio, nadie lo puede manejar mejor que yo. A mí no me gusta hablar de mí, pero tengo la plena convicción de que no hay nadie como yo para enfrentar este nuevo desafío.
Estoy tan cansado… Chiquita, me podrás traer un café… de esos que a mí me gustan.

lunes, febrero 16, 2009

I

No hay caso. Se mira al espejo y ve los cabellos ensortijados, siempre desaliñados cayéndole sobre la frente, siempre tan rebeldes. Sus ojos claros vivaces, su frente lisa, lista para cualquier desafío intelectual o mundano. Él sabe todo, tiene calle y una mujerniña a su lado que lo mira fascinada por haberle abierto la puerta de su casa para ir a jugar.
Oye voces a su espalda que no logra descifrar, tampoco le interesan. Así como tampoco logra encajar esa calva, ni las arrugas en la imagen del espejo. Su madurez es parte de un rompecabezas que no es él, no puede ser él…

viernes, febrero 13, 2009

miércoles, febrero 04, 2009

Dice uqe salió, pero no salió. Porque las llaves están acá. Pero yo tampoco quiero entrar a ver si está porque… no sé… me da como un…
Ay, esta chica! Cuánta paciencia! Si de chiquita ya era así. El padre le decía que ordenara los chiches y ella nada. O a veces se encaprichaba, hacía unos berrinches! Malcriada no fue, porque acá la criamos muy bien, quiero que sepas! Tenía unos… aires… una cosa, que mirá… No parecía de esta familia. Si hasta sus hermanas la miraban raro. Y en el colegio, la dejaban sola. A veces se hacía de alguna amiguita, pero me tenía que llamar la madre, cuando iba a jugar a su casa, o porque la había agarrado de los pelos o porque se había aburrido de jugar y quería volver. Nada la conformaba. Y ahora tampoco. Cuando todas sus compañeras empezaron con noviecitos, ella nada. Después se puso a salir con uno, de campera de cuero y aro, que daba miedo. Ay! Cómo agradecí cuando la cortaron! Pensé que íbamos a tener un poco de paz, pero después vino uno todo tatuado… Ahí me di cuenta de lo bueno que era el otro chico…
Después vino el de los pelos de colores.
Y después uno que parecía normal, pero que tenía un aro en la lengua. Un asco. Mi marido dice que nos conformemos con que no haya salido tortillera.
Ahora quiere estudiar, dice. Ja! A buena hora se dio cuenta!
Y quiere irse de casa, dice.
Pero qué se va a ir, si le pagan dos pesos cincuenta! Yo no sé cómo la soportan… Pero menos mal que no está acá en casa todo el día…
Yo no sé si entrar o no… Quizá se olvidó las llaves… Si no está, le acomodo un poco las cosas o algo…

martes, febrero 03, 2009

Pero es increíbbbbbbbble cómo derrrrrrrrocha simmmmmpatía la gente!!!!!!!!

Un canto a la vida!


Así sí uqe da gusto!


(estoy siendo sutilmente irónica, por si no lo notaron)

Fiebre!

lunes, febrero 02, 2009

Cuando veo a una mujer ciruja (cirujeada estéticamente, se entiende), no puedo evitar esforzarme para adivinar cómo era antes de parecerse a la Pradón.

Make a wish

Mi deseo para este año es que si tengo algún cierre bajo o botón desabrochado, pueda notarlo antes de salir -oronda- a la vida.

9 AM

Violencia. Asfixia. Jungla de pies subterráneos, de brazos aéreos, de rostros hartos, cansados, sudores, empujones. Magma de gente. Magma de gente que eventualmente desborda el volcán en alguna estación.
Angustia y asfixia que el abanico uqe llevo no puede disipar. Trato de entregarme bovinamente a lo inevitable. Ni siquiera intento asirme de algo, ¿qué sentido tiene? ¿Hacia dónde podría caerme?
Algo impacta contra el vagón. Una piedra, más violencia, gente que intenta aglomerar los centímetros aéreos disponibles para transformarlos en una parcela de este cementerio móvil.
Finalmente, la impotencia frente al empleado. Y yo pensando en las posibles represalias que traerán estas nuevas reglas de juego que yo no quiero jugar.
Una vez más, bovinamente, aturdida, tras el lanzamiento olímpico de certificados de demora -vías de por medio-, quejas reiteradas, pedidos de reciprocidad gremial, ironías, etc., nos es entregado -a unos pocos que decidimos esperar- el valioso certificado, la prueba contundente de uqe todo lo uqe atravesamos, no fue producto de nuestra imaginación apocalíptica, de un ensueño mañanero poco probable.
Yo no hablaré durante todo el conflicto. Me limitaré a guardarme todo esto para mí. Cuando llegue a la oficina, difícilmente pueda contener las lágrimas de alienación y deshumanidad. La carga de violencia, la sacaré luego con el chico que trae los tickets. Tengo la cara de Milhouse cuando tiene el alma de Bart. Cualquiera de mis sonrisas es siniestra.