viernes, mayo 20, 2011

Traganta

Daban ganas de crecer, mirando esa manzana.
Era chiquita y roja, de un rojo más que intenso.
Sospechosamente roja.
Brutalmente roja.
Indecentemente roja.

Su cabito ocre la sacaba del cuadro.
Sobresalía de la fruta.
Espiaba.

Esa manzana había sido testigo de deshoras,
de mentiras,
frustraciones y extorsiones.
Y se mantenía firme
Amiverasiempreamiveritaamivera

Hasta que me agarró hambre
Y me la comí.

miércoles, mayo 18, 2011

Existe alguna manera -humanamente posible- de comer una galleta de arroz sin transformar el espacio en un campo minado?