sábado, enero 24, 2004

<<-Hay que ser muy paciente. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte más ceerca...
(...día siguiente...)
-Hubiese sido mejor venir a la misma hora. Si venís por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro estaré agitado e inquieto; descubriré el precio de la felicidad! Pero si venís a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.>>

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