miércoles, febrero 18, 2004

No sé si ya dediqué esta página para hablar de un personaje que hay en mi barrio. Es feo. Ni siquiera pasable. Feo. (Y eso que lo digo yo, que...). Igual, no importa tanto. He tenido la oportunidad de pasar a su lado en varias ocasiones y pude apreciar el nivel de su discurso. No. Gracias, prefiero hablar con una pared, puede mantener una conversa más coherente. No es que tenga que ser Rolón, en lo Absolut!, pero...
Ahora bien, el sujeto en cuestión se viste tan pero tan bien. Con sobretodos, pilotos, pantalones negros (mi imaginación me dice que son de cuero, pero debo admitir denim), camisas ídem, botas (creo que hasta tejanas). Con tanta onda, que estoy confundida. Evidentemente soy una maldita fetichista.
La semana pasada, también, vi a otro tipito, por la calle, Salam Hussein, de ese tipo de personas con las que no podría pasar una hora tomando un café. No es prejuicio, es falta de interés. No hay nada en común lo suficientemente intenso como para mantener una (tan sólo una) hora de conversación. Pero estaba tan bien vestido, con un aplomo particular, con grandes solapas, tan elegante. Es increible que un par de trapos logren trazar un puente entre una persona y mis ojos. (Aunque el puente no sea más que un espejismo).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario