lunes, mayo 17, 2004

Reposé cual raposa, una hora acotada, acostada,
acosada por sonidos inexistentes;
acobardada,acorralada,
acodadaenunapuntadelacamaenposiciónbollito,

acomodada en la incomodidad de los pies irremediablemente fríos,
anhelando la generosa tibieza de otrora y la gran espalda frente a mí
que además, me acalentaba la punta de la nariz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario