domingo, junio 27, 2004

Fitofilia en el terruño (no room for any known person in this title)

Quiero escribir algo, derecho. Y de hecho tengo muchas cosas para decir. Pero estoy tan enroscada (estoy tan envuelta en mis capas, cebollita!) que no puedo dejarme fluir sin entremezclar mensajes pelotudos insuficientemente ocultos.
Sí, sangro por la herida. Y qué?
Y tuve una semana increíble, muy bonita, muy intensa, muy reconfortante. Pero el efecto (mariposa) duró hasta el viernes, donde el broche de oro fue un nuevo objeto de mi afecto rosa, verde y verde. Y no sé si hay que dejarla a la luz o a la sombra.
Ahora que lo pienso, tener como objeto del afecto a una planta, no está tan mal. Es apenas demandante, así que no hay posibilidad de perder la independencia pelotuda que siempre tuve miedo de perder. (De última si pinta el raje a Tomboctú, se la dejás a alguien sabiendo que va a aportar más belleza a su vida). Es una presencia silenciosa, siempre luminosa, a menos que uno la maltrate y consiga ponerla mustia. Al tenerla en mi habitación, vela por mí en mis sueños (creo que ese es uno de los Actos de Amor Más Grandes, que detallaré en una lista en algún otro momento). Hacemos una excelente pareja: yo le doy dióxido de carbono y ella me devuelve oxígeno.
Además es hermosa, como todo lo que me rodea. Como alguna parte fundamental de mí misma. Poruqe desde hace poco tiempo, estoy convencida de que no soy lo peor que puede sucederle a un hombre. Lo cual es bueno.
Creo que el beautifullooserismo me Antonin Hartaud.
Ya fue suficiente de beautiful looser.

Ufa! Me colgué pensando en la lista.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario