domingo, julio 04, 2004

"Ningún gusano resiste un taco aguja."

Su silencio tomó un lugar en nuestra cena de anoche y desencadenó a mi propio silencio que estalló en pedacitos de corazón, de su corazón, como los de mi propio corazón tan sólo unas semanas antes. Yo no tenía palabras de consuelo porque el dolor me las había robado y hablaban quienes tenían qué decir. Nada más ni mejor que lo hecho podía hacerse. Eso y lo que hicimos después: saber que había una nueva cucaracha entre nosotras e incorporarla inmediatamente en la lista de los que merecían ser pisoteados por el Ka.

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