Hoy soñé con vos. En una cama los dos, yo, claudicándome y cuestionándome cuándo fue el momento en uqe había caído, que había cedido en mi decisión a tus encantos, cómo me había permitido llegar ahí. Vos a mi lado, no me querías. Te mostrabas igual de encantador ante quienes circulaban a nuestro alrededor. Y yo, encantada y decepcionada de mí misma, en una situación de la que debía pero no estaba segura de querer salir. Envuelta en sábanas blancas, revueltas, perfumadas de sexo.
Y veo fotos: de muertos. Fotos. Y agradezco no tener fotos tuyas ni tuyas. Para no tener docuemntados todos mis fracasos. No quedan vestigios. Pero me encuentro con fotos tuyas que todavía duelen. Pasan los meses y el dolor cede de a poco. Las fotos avivan heridas. Fotos inocentes. Fotos que no intuían que el final llegaría, que para mí hoy resulta tan inexorable e irreversible y que quién sabe (vos sabés, vos le decís que sabés, le decís que me conocés. Me metés en tu nueva situación como a una amiga, como una prima lejana. Y te olvidas de la mujer que soy, negás a la mujer con la que compartiste tanto) en algún tiempo no sea así.
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