viernes, octubre 13, 2006

Jugos

Este es el tercero de los cuentos trilógicos



Me senté a esperar mirando el reloj. No había ninguna otra cosa para hacer. Ni radio, ni tevé. Apenas las agujas del reloj se arrancaban de su letargo minutario para moverse en sonidos quedos. Lo demás, ruidos de la calle y agua goteante de la heladera entreabierta que el trapo de piso apenas se contentaba en contener.
Una idea me sobresaltó. El timbre tampoco sonaría. Bajé y un hombre estaba a punto de abandonar mi zaguán. Reconocí sus intenciones.
-Disculpe, pero el timbre tampoco funciona.
-Ya sé. Igual estaba por irme.
-Pase.
Le mostré todas las evidencias que pensé podrían ayudarle. Ningún sonido abandonó la caverna de su boca.
Cuando se hizo la luz, con un gesto desdeñoso rechazó mi paga, cualquier mono con media neurona podría haberlo solucionado. Me sentí discretamente ofendida. Pero aceptó mi café.
-¿Tiene algún enemigo?
-Mhhhhhh... Si, pero creo que está de vacaciones por estos días.
-Cualquiera que haya estado aquí desde la última vez que usó... el aparato..., pudo hacerlo-, sorprendió a su vez con una frase verbal.
-Uffff! Podrían ser eones. ¿Y la juguera?
-No la use.
-¿Podría haber ocurrido sin causa alguna?
-No la use. Todo tiene un motivo, señorita.- Y agregó aun más hosco. –Y no utilice eones en una frase tan insignificante.
No me disculpé. Me caía bien la gente que entendía de qué hablaba. Bebí mi café de un sorbo y así creí intimidar a la taciturna parsimonia ubicada al lado de mí. Las agujas del reloj no se movían más rápido.
Lo acompañé hasta la puerta. Abrí. Salió. Se dio vuelta y me besó violentamente. Las cosas se nos fueron a las manos y no creí prudente el mítico zaguán.
No hicimos el amor (el amor ya estaba hecho y este no era el caso). Estuvimos toda la tarde volviéndonos fluídos. Densamente, en silencio. Casi sin descanso. Como el calor.
Cerca de medianoche nos bañamos. Uno por vez, no estábamos enamorados. Salimos a beber algo fresco.
-No me gustan los niños.
-A mí tampoco-, admití.
Pagó los tragos y nos fuimos. Por supuesto que no me acompañó a mi casa.

4 comentarios:

  1. Quiero saber por qué estuporosa!!!

    Cuando dice "ahí" a qué se refiere?


    Besou

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  2. Paro claaaaaaaaaaaaaaaaaro!!!! Qué pregunta la mía!!! El tablao!!!!

    Estoy muy lenta últimamente

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  3. Mhhhhhhhhhhhhhh.... no sé... probablemente era más candidato a encerrarse a escuchar The Cure hasta que se le corriera el maquillaje...
    Pero si Ud. quiere ir así, véngase así al tablao, nomás...

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  4. No por mucho despeinarse, es uno más beautiful loser...
    Y sí, cada vez estoy más viperina, mal que me pese

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