martes, febrero 13, 2007

No lo sabe, pero por momentos me diluyo. Hago todo es esfuerzo posible por sentir plenamente, por estar ahí, pero es él quien no está. Tiene la cabeza, el corazón y el cuerpo en otro lado. Él no está, yo no estoy... Desarrollo más mecanismos de defensa que otra cosa. Él no está, yo me pierdo... mis ojos se escudan en un halo de amistad -en algún lugar profundo, sé que ese término es inadecuado- para protegerme de la decepción, de mis deseos insatisfechos, de su -lógica- ausencia. Y me pregunto por qué no podemos soltarnos adultamente, cuidadosamente para ver si en un futuro, cuando soltemos todo eso uqe tenemos que soltar, quizá podamos volver a encontrarnos. Nos obligamos así a rozarnos, a friccionarnos, a desgastarnos innecesariamente. A maltratarnos, a ponernos en lugares en los que... podemos acomodarnos mutuamente. Y no es el lugar que yo le quiero dar. y seguramente tampoco el lugar que él quisiera darme. Pero es lo que hay. Y nos ponemos en situación de pensar que cualquier cosa antes que distanciarnos. Y nos exponemos el uno al otro, sin tener la cabeza, el cuerpo y el corazón el uno en el otro.
Me estoy armando una coraza muy fuerte. Quien sea que logre traspasarla alguna vez, va a tener que venir con tanquetas. Creo que la coraza está asegurándose de uqe no vuelva a pasar nadie.
Por las dudas.

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