viernes, junio 08, 2007

And fire in the sky

Y quería llamarte. Quería llamarte para contarte que había vapor sobre el agua que corría por debajo de la vereda. Quería decirte “Holamor! Hay humo sobre el agua en la vereda”.
Y que vos te teletransportaras a donde estaba yo, para que vieras cómo corría el vapor y el agua debajo de la vereda. Pero si te llamaba y te decía que había humo sobre el agua, te iba a dar lo mismo. No te habrías asombrado como yo y en el mejor de los casos me hubieras dicho “Tas re loca”. Qué te importaría a vos que hubiera humo sobre el agua que me emocionara tanto, ni que a mí me dieran ganas de quedarme mirándolo toda la noche, mientras también me salía humito por la boca y el tiempo pasaba lento y yo tenía que apurarme para no llegar tarde. Pero en la calle no había nadie más que yo para ver cómo corría el humo y se alejaba vereda arriba.
Pero vos no tenías tiempo ni para el humito, ni para mí subyugada por el humito. Te dolería más la cama demasiado pequeña para tu metro ochenta y siete o estarías “cerrando unos papeles para mañana”, como me dijiste después. Entonces yo pensaría, yo pensé, que el humito se iría y que nadie lo vería irse más que yo. Y que nadie me vería a mí tan feliz por ver cómo el humito se iba, huía vereda arriba.

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