domingo, noviembre 09, 2008

Mañana de sol

No es que odie a mi vecino.
Pero saber que està del otro lado de la pared demasiado baja -donde mis ojos podrìan pasar sin problemas- un domingo a la mañana de sol y prendas ìntimas, me molesta. Dejando de lado uqe hace tiempo que no vivo aquì y que en realidad fue èl, fueron ellos quienes tomaron posesiòn de mi casa, de mi habitaciòn hacinada, de la mampara del baño, de la cocina al revès y de ese cuarto en lo que acà serìa la escalera, que era la habitaciòn de mi hermano.
Poco tiene que ver que me invitaran a su primer cumpleaños, el niño que casi tenìa mi edad, y yo, con mis once años a cuesta, tuviera que pasar por el desprecio de ver mi casa en manos ajenas, a merced de trogloditas culturales, un probable ex integrande de los servicios y una ama de casa que luego se dejarìa matratar por madre, padre y perro uqe le ladre, para luego echar putas contra el resto cuando se le diera la oportunidad.
Sì, yo me afanè la Cindor.
Habìa ahì una bolsa -nunca habìa habido bolsas en lugares comunes! Nunca se hàbìan mancillado los espacios compartidos- luego de que la invasiòn del espejo en el ascensor apareciò un dìa, luego un portacartas espantosdamente kitsch que luego todos terminaron por utiliza, los moretones a la altura de la cadera, por los frenos de las bicicletas que ellos ponen sistemàticamente en la escalera que da al palier, obviando cualquier regla mìnima de convivencia o seguridad. Entonces, si estaba ahì, en mi casa, en mi edificio, ¿por què no habrìa de llevàrmela?
O cuando el olor a amargo serrano invadìa el edificio a causa de esas flores que ponìan en la terraza -comùn- y que llenaban de pelusas anque bichos mi propia casa, que sì, que tenìa terraza propia. Y sì, tambièn tenìa parrilla. Y por supuesto, era mucho màs grande.
Pero no, no lo odio.
Es sòlo repulsiòn acèrrima que le tengo.

2 comentarios:

  1. Dichosa de usted que sólo siente repulsión acérrima. Yo el domingo a la madrugada frente a la postal de China que estaba imantada a la heladera ajena sentí odio como nunca en mi vida. o creí que no podía odiar así, pero una vez más, le chingué.

    Beso!

    (Y se la extrañaba!)

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  2. que feo eso de ir a una casa ajena que era propia....

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