viernes, junio 12, 2009

Bitácora europea II

01/06/09

De Roma para Pompeya

Hoy Roma amaneció muy nublado y con muchas ganas de llover. A las 7 llamo a la tropa para desayunar y partir para Pompei.

Como he programado bien el viaje nos vamos de Roma con la lluvia buscando mejor tiempo en Pompeya.

Llamamos a un taxi para que nos lleve hasta Roma Terme, estación de ferrocarril, Nos tocó un taxista que habló maravillas de Argentina pues va seguido a cazar patos a Santa Fe. Nos dijo que recauda 5000 euros por mes y apenas le alcanza para vivir decentemente y darse algunos gustos. Que se gana mucho porque trabaja mucho y de la misma manera se gasta mucho.

El salario promedio de Italia es de 21000 a 23000 euros al año o sea menos de 2000 euros por mes. Es tema de los diarios pues el sueldo aumenta menos que la inflación.

Dice que alquilando el taxi le pueden pagar 1200 euros por mes y con eso le permite vivir bien en la Argentina sin trabajar. Adora el bife de chorizo. El guacho nos fregó en 5 euros porque dijo que se cobraba 2 por valija pero nos hacía precio cobrándonos 1. Hijo de puta, le estamos pagando la próxima cacería.



El tren salió puntual y los 230 km lo hizo en 1:15 hora.

Llegamos a Nápoles. Y yo nuevamente con mi cantinela: “cuidado con los napolitanos” Bajo del tren con cara de malo y yo a las puteadas porque en el boleto decía que llegábamos a Nápoles Central y teníamos que tomar el próximo tren en Nápoles Garibaldi para ir a Pompeya. La puta, tengo que salir de la estación para ir a otra y los napolitanos van a tener mas posibilidad de jodernos. ¿Quedará lejos? Mejor le pregunto a uno. Para que lo habré hecho. El tipo se ofreció para llevarnos a donde era el embarque… No. Quería acarrear nuestras valijas… No. Se me acercaba de mas y yo preocupado. Por suerte tenía un vaquero y pensaba que le iba a resultar difícil meterme la mano en los bolsillos… Además de decirnos que, por suerte, quedaba en la misma estación y a 5 andenes mas allá nos siguió hasta el tren y nos pidió propina. Le pido a Silvia y le damos 2 euros, y yo con cara de malo, y el con cara de malo porque era poco, me pide mas y no le doy, y después le pide a Silvia que le da 1,25 mas y se fue desconforme, pero al fin se fue. Bueno, tal vez, dentro de algunos días, nos demos cuenta que por algún sistema o ardid que desconocemos nos afanó alguna cosa, pero por el momento la prueba ha sido superada bastante bien,



Subimos al tren y acomodamos las valijas de tal manera de tenerlas a la vista o de difícil acceso a los cacos porque aún estamos en Nápoles.

El tren parte y pasan las estaciones, ¿cuanto falta?, esta no es, esta tampoco. Ahora sí, a bajar rápido las valijas porque es la próxima estación. Nos preparamos en la puerta para bajar del tren. Para el tren. La puta, esta puerta no se abre!!!, a correr al otro extremo del vagón con las 5 valijas y la mama, por fin llegamos a la puerta, pero … cierran la puerta y nosotros que no podemos bajar.

Por suerte mi hermana va con alguien viajado como yo... ¿Habré perdido la confianza del grupo después de esta macana? ¿El problema fue mío o de la empresa ferroviaria?

A bajar en la próxima y a esperar 1 hora el tren de regreso… Bueno son cosas que pueden pasar en un viaje.

Legamos a Pompei. Tomamos un taxi, conductor de 70 años. Al hotel Forum… “Ah, é un hotel na porta degli scavi”. Comenzamos a sufrir. Un viaje que debía durar 4 minutos tardó más de 10.

Yo los llevo a Sorrento. Yo los llevo a la costa Amalfitana. Yo los llevo a comer en un restaurante de un amigo. Yo los llevo y les hago todo el recorrido de 10 horas por 250 euros. Mañana los vengo a buscar.

Eso sí, a cada yo, paraba de golpe en el medio de la calle y sacaba fotos de la guantera para que miremos el restaurante del amigo y cada uno de los lugares que nos quería llevar. Vimos hasta fotos de cuando era chico y estaba con turistas en el carro!!! Todo eso en el medio de un concierto de bocinazos de los coches que debían parar porque el tano tenía que vendernos su producto. Para él la calle era su oficina. “Porque tengo que llevar plata a la casa para poder comer. Que maleducados los que tocan bocina!!!”. “Llámenme antes de las 20 para saber a que hora los paso a buscar”. Hasta dijo que venía a buscar a la mama cuando le comenté, para sacármelo de encima, que no sabíamos que íbamos a hacer porque la abuela estaba cansada y se quedaría en el hotel. ¿Se imaginan la contestación de la abuela o quieren que les cuente?.

En este hotel vimos limones tan grandes como un pomelo y medio y tendrán fotos para que lo aprecien.

Inmediatamente, eran las 15:30, cruzamos la calle para comprar las entradas a las ruinas de Pompeya.

¿La mama paga lo mismo? Si tiene pasaporte de la Comunidad Europea no paga. Y no pagó. Empleada con cara de asombro: “ ¿has nacido en el 22? Y la mama orgullosa que le contesta que sí , he nacido en 1922 y no debo decirles el énfasis que puso al responderle.

Entramos a esa ciudad que permaneció escondida bajo las cenizas del volcán por más de 1700 años. Fue como congelar los edificios y las calles para que nosotros pudiésemos apreciar como vivían en aquellos lejanos días.

Como siempre ocurrió y ocurrirá el que tenía mucha plata vivía muy bien. Tenía todos los lujos de esa época así como la posibilidad, admitida por la sociedad, de tener la amante en la casa en un cuarto con cama y almohada de piedra con paredes pintadas con figuras eróticas.

Todos deberían conocer esta ciudad, así como a Grecia, para ver de donde venimos y como esos artistas y artesanos lograban la perfección con medios rudimentarios.

Las columnas redondas de mampostería las hacían con ladrillos de forma de sector circular y había distintos tipos de ladrillos según el diámetro de la columna a construir y después la revestían. Las columnas de mármol, cuadradas o circulares trabajadas primorosamente y talladas con distintos motivos. ¿Qué herramientas utilizaban cuando no se conocía el acero y con que piedras conseguían esa perfección de terminación?

Comienza a llover. Todo lo que dije en forma fanfarrona anteriormente de que iba a buscar el sol no se cumplió.

A ponerse la capa, a sacarse la capa que paró. Y vuelta a comenzar. Bueno, son las 17:30 y es hora de separarnos, S y S por un lado y M y Y para el hotel. La lluvia cae muy fuerte y a veces nos guarecemos en alguna casa y compartimos las vibraciones de los habitantes de hace 2000 años. Llegamos al hotel.

Son las 19:30, ¿habrán llegado S y S? Los llamo por teléfono y no contestan.

Bueno, hace una hora que cerraron las puertas, deberían estar. Pero no.

Se habían perdido. Salieron por la puerta y no encontraron el hotel. Después de caminar un rato se dieron por vencidos y entraron a un hotel y le contaron sus cuitas al recepcionista. ¿Cómo se llama el hotel? No sabemos, pero estaba al frente de la puerta y ahora no lo encontramos. Comenzó a llamar por teléfono y al tercer intento le dijeron que sí, que en ese hotel se hospedaba un tal Sergio Ozuna. “Ustedes salieron por otra puerta y están en a 1 km del hotel, siga el camino…. Y llegaron Lo que no mata sirve para aprender.

Esta noche cayeron sapos y culebras y los fuertes ruidos de los truenos daba la sensación de que el mundo se terminaba en cualquier momento.

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