sábado, mayo 08, 2004

A veces estoy caminando y no sé en qué pensar. Entonces pongo primera y pienso, pienso y pienso hasta que encuentro algo en qué pensar. Cuando ya encontré una dirección paso rápidamente a segunda, tercera, cuarta, hasta llegar a quinta, en algunas ocasiones. Pero la mayoría de las veces en las que llego a quinta algo sucede que me hace olvidar lo que venía pensando un nanosegundo antes y me quedo flotando en medio de pasos apresurados, con un montón de gente que va y viene (o son mis pensamientos?) y cuanto más me empeño en tratar de volver a ese punto tan próximo y tan inalcanzable, más floto y más me quedo varada, como si estuviera acelerando en un charco de lodo. Los más sano es -en ambos casos- encontrar algo que me saque, una madera donde aferrarme -otros pensamientos- que distraigan mi atención.
A veces resulta y puedo rever mis pensamientos previos, pero ya no tengo casi combustible, la pista no parece tan brillante. Nada es igual.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario