Mi cabeza es, asimismo, una tostada en el aire que no sabe a ciencia cierta si se estrellará de mermelada contra el suelo, o bien del lado donde se encuentran sus cinco gatunas patas. O si por el contrario dará varias piruetas en el aire hasta caer de canto para volver a dar mortales con todo ahínco, para finalmente caer sabiendo que nunca más podrá repetir esos saltos ornamentales.
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