viernes, marzo 11, 2005

Moño

A mí los regalos me gustan mucho. Y me encantan con moño. Así como los besos con música de violines y humo. Como las miradas en primerísimo primer plano en un juego de cartas, los postres con cereza arriba, el ruido perfectamente ahuecado del "choquesoscinco", los helados que dejan bigote, el cigarrillo (ahora autonegado) después de una buena comida, el "muy bien felicitado" después del 10 (o del aprobado), el buen almuerzo del domingo, el spot sobre el monologuista, el beso de chau.

2 comentarios:

  1. Las miradas en primerísimo plano. Esas magnéticas. Esas especiales. Esas que dificultan el chau al punto de meter truenos en mi marote. Esas miradas que producen lo mismo que el vinacho tinto que me había alejado de la realidad unos 5 centímetros. Esa mirada que dice "quedate así, no tomes el cafacito. No vuelvas a la realidad".

    ResponderBorrar
  2. Y todo lo que flota en medio del magnetismo. Esa maroma de cosas que sucede en dos cabezas pero que son iguales sólo en forma. En contenido. Y sobre todo, el corazón que salta haciendo smash contra las paredes empecinado en salir.

    ResponderBorrar