Mi talón de Aquiles es el lenguaje.
Cuando se meten con mis palabras, ya tenemos un problema. Y nunca más -lo quiera yo o no- se puede salir de ahí. Porque mi lenguaje, a diferencia de mi alma, de mi espíritu, es muy posesivo.
Tengo un sistema lingüístico parecido a una planta carnívora, uqe atrapa, aprehende y no quiere dejar salir. Y no se libera ni libera.
Las palabras son mías, son las siete llaves de acceso a mi mundo, a mi alma y a mi corazón.
Y no epor supuesto, no son Panzer. Ni siquiera computarizadas.
O sí?
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