Las palabras graves son -pese a su nombre un tanto trágico- más simpáticas que las agudas. O si no por qué nos empeñamos en transformar a Rubén en el macanudo Rúben? O por qué, cual alquimistas, transmutamos a José en "El Jóse", Ituzaingó en "Ituzáingo" y pedimos una porción de fainá como "fáina"?
Por otro lado, las palabras esdrújulas son misteriósulas, divertídulas y refinádulas.
Jejeje. Pero tenes razón, siempre siempre son más simpatícas las graves: sino, mirá lo que le pueden hacer a las esdrujúlas que creaste áhi.
ResponderBorrarLamentablemente la sonoridad de las esdrújulas no se hace muy presente en nuestra vida cotidiana.
ResponderBorrarPara combatir esto hay una rima infantil:
Tengo una gata:
ética, pelética, pelimplampética,
pelada, peluda, pelempempuda
Tuvo siete hijos:
éticos, peléticos, pelimplampéticos,
pelados, peludos, pelempempudos.
Síiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!! Yo la cantaba...
ResponderBorrarSrta. K.
¿Cómo explica usted la conversión de la sandía calada en la sándia calada en los pregones barriales?
ResponderBorrar¿La convierten de grave en grave simpática?
El refutador de leyendas.