qué tiempos... Qué mesecito... Una montaña rusa y aún faltan un par de días. De todas formas, yo misma ya estoy rancia, en estado de putrefacción y encierro. Pensé que era el entorno y era yo.
Desconciertos, sorpresas y propuestas mal paridas desde el vamos. Los surcos hechos por el mismo camino ya son grietas que no se recuperan. La rutina es inapelable y es casi lo único uqe no me puede sorprender. Aunque en este punto, ya debería estar curada de espanto. Hasta hago duelos antes de que sean necesarios. Juego juegos que sólo pueden terminar mal (los cuales, siempre fueron mi especialidad)
El problema esta vez no es la Sra. Soledad, sino mi perpetua compañía. Como dijo otro, no hay espacio para los dos. Y relajarme y gozar no es una lección que haya aprendido.

(me pone de la mente la gente que habla por teléfono tres tonos más arriba y lo contagian a uno, estirando la gargamta, para poder llegar)

estoy muy cansada
cansada de perder