sábado, octubre 15, 2005

La medida de las cosas

Cuán importante se vuelve la nariz de uno cuando -como yo- alguien no puede ver más allá de ella. Miopía en estado puro y con una inocencia de genes que no tienen excusa de ser y no son. La única forma de esclarecerse uno es a través de un algo uqe aumenta, disminuye y encaja en el lugar correcto, pero nunca uno. Me empeño en reconocer todos mis ojos sin siquiera poder usar los más visibles. Cuán ilusa! Pobrecita que necesita visiones ortopédicas de una realidad que no quiere "porque duele". Escafandras mentirosas que revelan la verdad de lo más encarnizada y que aúin así ella se empecina en negar. Cuánto todavía te falta, pichona, por aprender, por padecer, por crecer y aceptar. Cuánto, cuánto, cuánto camino por recorrer. Muchacha. Cuántas cosas quedarán en el camino como la luna, como el palito rojo para el pelo, como Tomatito, como la Fitzgerald, como todas esas cosas que te vas a sentir arrancada cuando falten. Como todas esas cosas que no sos vos, pero ya quisieras. Venderle el alma a la aglutinación de la esencia. Aglutinarla, como excusa, como forma envasada. "Soy", "No soy". "Soy no".
Cuánto de despojo y de entrega te falta todavía. Aún. Muchacha.

2 comentarios:

  1. Sabía que vos también sos, sos-no y no-sos.
    Es raro, quizás ahora incluso no te sirva, pero... ¿todo esos "Ser" parecen contestar a un pedido de auxilio, ahora que te nombro?

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  2. y yo que me quejaba de la santísima trinidad... Hay ciertos misterios que no valen la pena develar. Ellos solos tienen entidad.
    Ergo sum x 3.

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