lunes, agosto 13, 2007

En San Cristóbal no hay modales. La gente no dice "gracias" ni "perdón" ni "permiso". El boleto siemrpe es de $0,80 y los conductores ladran en favor de la patronal. Yo también he perdido mis modales. No existe la conciencia de clase. Ahora me compré un jogging para no desentonar. Uso zapatillas y ya no me pinto. Mi cara es una pesadilla y siento como que estoy llevando un cartel luminoso, alertaladrones si me pinto los ojos.
En San Cristóbal está esa realidad del trabajo y del trabajador de la que yo huía, en un sueño espeso de manifiesto comunista y poesía.
El trabajador es hosco.
Hay un silencio tácito de aceptación resentida, nos bancamos todo: la explotación, la falta de perspectivas, los llantos de niños a deshoras, la cumbia, el olor a parrilla de contrabando. Cuidamos lo nuestro y los demás que se mueran.
Que se mueran.
Que se mueran todos.

2 comentarios:

  1. REcupere sus modales, seáse fiel a usted misma. Relea el manifiesto, si le hace falta empiece a leer el Capital, trabaje para imponer en el barrio los lindos modales (que no se sabe si son buenos o malos pero q son lindos) y también trabaje para quitar la aceptación resentida, para dejar de bancarse todo, para que vuelvan las perspectivas, para que exista la conciencia de clase.

    poco le pido, ¿lo notó?

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  2. jua! Le confieso: desde que la semana pasada me compré una joggineta (por barata y cómoda) y he vuelto así: barata y cómoda. A lo sumo arriesgo con colores pero... tacos? Qué es eso? Maquillaje? Mhhhhhh... Me parece que urgentemente debo poner un espejo en mi casa.
    Ojos que no ven, barrio que no siente. (o que siente demasiado)

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