viernes, febrero 01, 2008

Me vale la inocencia

Claro. He tenido muchos otros encuentros cucarachiles.
La última que vi era igual a la anterior en la parada del colectivo y a la otra antes de la anterior, que me hizo frente en el pasillo de mi casa.
Rogué porque fuera la misma.

Y después de tres semanas, removieron el cadaver de una minicucaracha que estaba alojada en el baño laboral.

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