martes, junio 10, 2008

Fetiche, alienación y después

Fetiche! Fetiche! Fetiche! Siempre me gustaron las botas de cuero. No sé si fue mucha estética Marlboro o heavy metal.  Después de años de entregarle mi corazón a cualquier hombre que tuviera puesto un par de botas texanas finalmente, (ahora que ya no entrego el corazón así de fácil) tengo las mías. Propias. Botas de la Srta. K. Al punto de fetiches y convenciones, uqe en la caja hay dibujada una bota –como la mía- que está pisando a una víbora y una mano con un cuchillo también bastante lindo.

Lo primero uqe tuve por una cuestión de fetiche, fueron las all star y las camisas a cuadros, de lo más grunge (las leñadoras eran lo más). Luego, las botas tipo Caterpillar. Después, el  piloto.  Lo que no tuve, nunca fueron los jeanes rotos… Ahora que lo pienso, toda ropa de hombre.  O bien tengo el gusto travestido, o la libido demasiado alta, o me apropio de lo que no tengo aunque sea poéticamente. No, ni tanta rosca: tenga un cuerpo intervenido de estéticas multigenéricas.  O una estética sin límites.  El cortaplumas, las herramientas (que casi no uso), la  maña que me doy para algunas cosas, mi eterna intención de aprender a cambiar un cuerito.... Parafraseando a la obra, Yo soy mi propio hombre.



 

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