El sábado uno de un auto me dijo –inocentemente- "me gustan tus botitas", refiriéndose ni más ni menos que a mis borceguíes, borcegos, sustraídos ha mucho tiempo del guardarropas de mi hermana, pese a ser un número más grande.
Luego, tras invitaciones varias a la Srta. Pajarita y a mi persona, un hombre se me acercó y me espetó el piropo más encantador: "sos tan linda que por vos dejaría a mi mismísimo novio".
Y finalmente, representando el verdadero grupo de hombres a los que puedo atraer, más allá de una faldita corta, un señor dijo "Yegua!". Pero no me lo terminé de tomar como un piropo.
El placer estético es –entonces- plurigenérico, polifetichista. Es decir, que siempre hay un roto para un descosido.
Primera nota al pie: Igualmente, tanto la Srta. Pajarita D. y la abajo suscribiente, pasamos por el intento de neutralización con un "caradebruja" para la primera y "caraderrecepcionista" parala Srta. K. Por supuesto, nos reímos mucho, mucho, mucho. Y claro, no lo lograron.
Segunda nota al pie: Ahora que lo estoy escribiendo, me vuelve a aparecer esa sensación de extrañeza que me dan las cosas lindas que me dicen. Me reí mucho, como si le estuviera pasando a otra persona que no soy yo. O mejor dicho, le pasan a aquella que soy no-yo (gracias Roger W.)
Tercera nota al pie, fuera de programa: Desalienación mediante, cabe aceptar que no es ni la ropa, ni la generosidad física ni los preconceptos sociales. Lo que importa, es la sonrisa. Incluso con los dientes chuecos.
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Definitivamente no está en la pollerita corta ( muy bien terminado el detalle de crochet, por cierto), ni en los borcegos, yo no sé si a la sonrisa, no le corre de cerca la mirada de ojitos de caramelo a la que definitivamente no se le resiste ejemplar alguno representante de plurigéneros.
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