sábado, julio 19, 2008

Crónica de una siesta

Tenía hasta las 19,10 para dormir. Y logré pegar los ojos a las 17,40. Ponele que entre el fr[io y el acurrucamiento, estuve un poquito más.

18,13 hs: Evanescence llega al país exclusivamente para expulsarme violentamente de la siesta. Trato de concentrarme fuerte fuerte en el sueño. Siento el frío todavía en los pies. Hay luz afuera. Yo, babeo la almohada. Checkeo y no, ya no me duele la garganta. Me aferro con uñas y dientes a lo que me queda de onírico. Intento ignorar la banda sonora. El corazón me late muy rápido. Quince minutos después, logro dormirme. Entre sueños logro determinar que eventualmente bajaron la música. Qué afortunada soy!

18,20: identifico una canción de Casi Ángeles. No lo suficientemente fuerte como para que merezca mi desvelo.

18,38 hs: Evanescence y su hitazo otra vez sonando cerca de mi tímpano. Sobresalto, corazón veloz. Que esa canción no la habían tocado ya? Ah, no, claro. Ahora tienen una invitada especial. La vecina que lo puso!!! Pero qué amor! Oh! Y vuelve a sonar la canción de Casi Ángeles pero en karaoke! Y ahora es Gilda! Qué maravilloso! Todos los grandes éxitos cantados por una digna hija de alguien que escucha Emmanuel. Los genes caminan, dice la abuela. Noto que he continuado babeando la almohada y que me da frío. No puedo respirar por la nariz. Mi sentido kitsch de la vida, continúa dormido, así uqe mi locura primigenia quiere adelantarse. “Bravo” como si fuera la mismísima María Callas y aplaudirla desde el balcón. Pero no puedo. Hace frío y yo estoy en remera. Pendeja desubicada. Y yo que en cualquier momento puedo estar loca. Si me animara… Imposible volver a los brazos de Morfeo. Ya… Ya entiendo por qué casi nunca estoy en casa. Haría cualquier barbaridad, pero…. Me preocupa la otra gente del edificio que nunca participa de nada.

19 hs: mi agendateléfono suena para avisarme lo uqe tengo que hacer a las ocho.

19, 07: me entrego mejor al regazo de Milagritos.

19,10: suena el despertadorteléfono. Pongo –a modo de dulce venganza- a Vinicius al mango.

Al final soy más buena que el pan con manteca.

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