lunes, febrero 16, 2009

I

No hay caso. Se mira al espejo y ve los cabellos ensortijados, siempre desaliñados cayéndole sobre la frente, siempre tan rebeldes. Sus ojos claros vivaces, su frente lisa, lista para cualquier desafío intelectual o mundano. Él sabe todo, tiene calle y una mujerniña a su lado que lo mira fascinada por haberle abierto la puerta de su casa para ir a jugar.
Oye voces a su espalda que no logra descifrar, tampoco le interesan. Así como tampoco logra encajar esa calva, ni las arrugas en la imagen del espejo. Su madurez es parte de un rompecabezas que no es él, no puede ser él…

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