lunes, enero 18, 2010

Mawi

-Hola, diosas-, saludó una mujer a la que el tren se le había pasado hacía un par de lustros, pero insistía en quedarse en la estación.
La jóvenes ninfas, la recibieron en el grupo como a una madama y les abrieron su corazón, lleno de inquinas contra otras mujeres jóvenes, con caballeros intermedios, objetos de su deseo, de sus dramatizaciones del amor.

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