jueves, febrero 26, 2004

Estaba a punto de escribir que ya era una fracasada como guionista, uqe mejor sería si me dedico a la tornería, la electricidad, la mecánica automotriz o la plomería. Pero despues pensé en que la vida o lo que coño fuere te lleva para donde quiere y el destino, si existe, te traiciona y te lleva hacia lugares insondables. Y te pone tan al límite que hace que tengas que relajarte. A las patadas. Pero estoy en un lugar donde nunca quise estar y se están abriendo cantidad de puertas que no puedo ver porque yo ya me había elegido un destino, un camino. Y nada quita que finalmente llegue a esa casa en un bosque cerca del mar, con ventanas enormes y cortinas que se mueven con el viento, donde se puede ver el atardecer de las siete de la tarde, con un buen vino en la mano y quizás alguna compañía más interesante que un perrote. Sin despreciar a los perrotes, claro.
No sé. Hace años que estoy al filo del abismo pero creo que esta vez voy a tener que decidirme entre saltar, dibujar un puente -o confiar que el puente ya está ahí-, volver sobre mis pasos o infinitas posibilidades de las que aun no soy conciente. Alguna cosa me lleva a creer que algo bueno va a salir, de esto. Aunque mi cuerpo se rebele y me contradiga.

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