No soy tonta, porque sabía hacia dónde iba y sin embargo seguí andando. Bah! como si hubiera podido elegir, no? Pero lo acepté. Finalmente, lo acepté. Y las cosas, que tienen esa bendita manía de fluir, me dieron la razón. A mí y a todo el mundo uqe me advirtió.
Y yo? Aquí, lamiéndome la herida sola. Como debe ser.
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