Tenía un aburrimiento mortal (como siempre desde hace unos meses).
Mail ingenioso de por medio (adoro el intercambio de palabras) que me ahuyenta la inactividad y frase que me salvó de la tristeza, a saber:
¿Sabe los corazones que le restan por llorar?
Y yo echándole la culpa a la cebolla y al Servicio Internacional...
(Gracias, querido compañero anónimo por prestarme su derecho de autor!)
ja! ésta me gustó más. Aunque me da tristeza también.... tristeza y alegría o alegría y tristeza ... porque llorás algo que en algún momento te hizo bien, no?
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