Qué sensación extraña la de ser llevada. La silla de ruedas me tenía de espaldas a la acción. Finalmente me estacionaron frente a radiología.
-Vos no te preocupés que yo voy a quedarme por acá-, me dijo el camillero-chofer.
Así me queé a la deriva, con muchas miradas clavadas en la nuca "esta porque está tullidita se cree que puede pasar primero?"
Ahora éramos dos, una viejita con chofer propio y yo.
Lo mejor fue cuando el chofer-nieto de la viejita nos miró a las dos y dijo,
-Listos, preparadas...ya!
Gueníiiiiiiiiiiisimo!
ResponderBorrarCarrera de lisidiatas!
En el país de las sillas de ruedas, el que anda en muletas es Rey-ngo! ¿!?...
ResponderBorrarEl post es ficción... Espero.
Li! sia! dita! Li! sia! dita!
ResponderBorrarEhhhh... No, Activista, en este caso, el post no es ficción...
q le pasó K?
ResponderBorrarbaila mañana?
mire que voy