lunes, junio 27, 2005

Abracadabra

Yo hago magia involuntaria: la mayor parte de las veces que tengo cosas en la mano, me desaparecen. En algunas ocasiones, hasta las vuelvo a encontrar. En otras, quedan suspendidas en dimensiones inalcanzables, guiadas por la flauta mágica del enano que se lleva las cosas que se pierden.

Paradoxa

Me siento un ratoncito extrañando la ruedita del mouse.

Método de calificación

Los empleados también tienen una forma de calificación con respecto a los superiores, clientes y demás. Veamos el caso de la Srta. K.
La Srta. K. sirve cafés. Café, té, mate cocido, etc etc etc.Cuando una persona cae en la gracia de esta administradora de lo doméstico, se hace acreedor de una infusión. Y una cosa es que la Srta. K. ofrezca una infusión. Y otra muy distinta, que se lo pidan. Ante este segundo caso, la Srta. K. lo puede hacer de buen grado o de mal grado.
Si la Srta. K. ofrece un café y éste es aceptado, ella pide todas las especificaciones del caso y sonrisa en boca parte rumbo a la cocina. Busca la taza más bonita. Sigue las instrucciones que le han sido dadas -una gotita de leche, una cucharadita de azúcar, no muy caliente, etc- y coloca en un platito las galletitas. Y he aquí la verdadera diferencia.
Las galletitas que más le gustan a la Srta. K. son las glaseadas de chocolate. Como los anillitos, pero todas enteras y de menor calidad, por lo que tienen mayor sabor, son más dulces. El súmum de agrado implica tres galletitas negras glaseadas que ella misma sacrifica de algún posible botín del comando Robagalletitas.
Ya ante la escasez, la Srta. K. elige las rellenas que a ella no le gustan, pero sabe que son codiciadas.
Dos galletitas blancas y una negra es un dejo de oportunidad. Es un "conozcámonos mejor", que paulatinamente tornará su cromaticidad al extremo vainilla o al extremo chocolate.
Cuando el brebaje es solicitado, también existen diferentes variantes. La más clásica es la unicidad blanquirrosa en el dulce aperitivo. Con una especie de indiferencia transparente, una neutralidad negativa. O bien, este es el peor de lo casos, sucede que la Srta. K. logra complotar los diferentes factores para que ni siquiera el café termine de hacerse antes de que las personas con síndrome de bar se retiren secos de elixires y de dulce.
Y la Srta. K. con aire triunfante sale de la cocina con las manos limpias y el corazón contento, porque una vez más se ha hecho justicia.

lunes, junio 20, 2005

"¿Quién no se mira en el espejo cuando ha llorado ocnvulsivamente y el dolor lo devora? Quizá no haya imagen nuestra más inolvidable para cada uno de nosotros que ésa percibida, buscada, en las horas de desasosiego inconsolable. El pelo llovido, en la cara roja, hinchada, bañada en llanto y los ojos ahogados en lágrimas que aún se amontonan en nuestras cuencas. Son lindos ojos clarons perdidos en un charco de lágrimas, cobran la misma luminosidad del mar cuando el cielo está celeste. ¿Qué verían esos ojos en adelante? ¿Mirarían a otros hombres? ¿Llorarían por otro como por ti? Acaso se secaran para siempre, ya resignados sabiendo uqe el dolor no es casual ni nos toma de sorpresa."

("Los pasajeros del jardín", Silvina Bullrich)
"Tú seguías siendo el protector, el ser sereno, fuerte y seguro contra el cual se estrellaba como contra el regazo de una madre mis caprichos femeninos, mis periódicas desorientaciones, mis angustias inmotivadas, mis crisis de ansiedad, mi temor a la vida, a la fealdad, a la vejez. Mi belleza existía gracias a tu mirada, mi atracción se imponía gracias a tu deseo."

("Los pasajeron del jardín", de Silvina Bullrich)

jueves, junio 16, 2005

Lo veo detrás del vidrio, hermoso, lavando la cocina. Hace un ratito preparó pescado para los dos, mientras yo hacía la ensalada. De fondo, River-Banfield. Él es de San Lorenzo, y poco le importa el fútbol. Pero lo escucha con agrado. Lo suficientemente alto como para no tener que hablar.
Yo estoy del otro lado, y él enjuagando quién sabe qué. Y me mira, y me mira la sonrisa llena de amor. Y me hace señas de que el cigarrillo me hace mal. "Tenés que cuidarte tus pulmoncitos", me dijo hace un tiempo. Y tiene razón. Son pulmoncitos, los míos, siempre tan aquejados. Y veo cómo retoma su tarea con dolor. Sé que le duele. Él también sabe que me duele.
Pero yo sigo tan embelesada, que me vengo corriendo a escribir esto. Lo dejo con su eterna radio am. Entre ruido de platos que se ubican en su "lugar correcto".

Sonoridad

Las palabras tienen una pronunciación correcta. La "L" de la palabra "grela" se realiza con la lengua a mitad del paladar. Y la palabra "papá" insufla mis cachetes a cada nueva sílaba.

Pluvial

Cuántos milímetros cúbicos llora uno? O centímetros en su vida. Quizá metros? Si escurriera todos los pañuelitos embollitizados en el bolsillo de mi campera, ¿cuánto cubriría de un vaso?

Seres

Hay bichopelusas y pelusasmonstruo, dependiendo de varios factores. De cualquier manera, los bichopelusas me agradan más -aunque me asustan lo mismo-, porque se quedan quietecitas en su lugar.
Es por eso, que abajo de mi cama tengo un criadero de bichopelusas. Justo entre en Cuco y el Hombre de la Bolsa.